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A finales del Renacimiento, cuando
los ciervos se hacían cada vez más raros, la nobleza inglesa quiso crear un perro
resistente y veloz, adecuado para la caza del zorro. Nació así el Foxhound, fruto de cruzamiento entre el Greyhound, el antiguo Staghound, algunos Terriers e incluso el Bulldog que entonces no tenía la constitución del actual sino que era más alto sobre las extremidades y con una relación entre parte anterior y posterior, menos brusca. |
Este perro se convirtió rápidamente en el orgullo de la nobleza en el arte venatorio
para las grandes cacerías a caballo, con jaurías muy numerosas. |